lunes, 9 de septiembre de 2013

La máquina del tiempo

Finalmente, luego de años de pruebas, el dispositivo brillaba y bullía sobre la mesa. Les pareció lo mas hermoso del mundo. Era una maquinaria increíblemente avanzada, capaz de detener el tiempo. Iluminaba el cuarto con una luz azul, y bañaba de esperanza a los científicos, que nunca habían visto nada mas hermoso. Todos ellos soñaban y fantaseaban con la posibilidad de vivir por siempre, de observar al mundo cambiar bajo sus pies mientras mientras no les pasara a ellos ni un año, ni un día. Aspiraban a obtener la sabiduría que dan los años, y la fuerza que quitan. Burlar la muerte... que delirio les parecía. Si la muerte no existiera, seguramente no habrían dedicado tanto trabajo para construir ese aparato... quizás, si la muerte no existiera, no habrían hecho absolutamente nada, nunca.

Se juntaron alrededor del objeto, que ya estaba en el pico de su actividad: Chillaba y brillaba mas que nunca, y su luz se volvía mas blanca. De pronto, los encegueció por un instante, y vieron delante de sus ojos destellos, productos de la intensa luz. El aparato finalmente se apagó, y se acercaron a ver el resultado. Sobre la mesa, impecable, inmaculado y perfectamente inmune al paso del tiempo, que seguía su curso arrollador avejentando todo a su paso segundo a segundo, un instante congelado, eternizado que los haría vivir por siempre.  

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